Una historia del mundo swinger
 
“Un día se te mete a la cabeza ponerte lujurioso con tu pareja. Empiezas a tener fantasías y cuando estás en pleno acto sexual se te ocurre abrir la boca (risas)... Empiezas a insultarte por el exabrupto pero ¿si no has hecho nada malo? te dices. Cuando indagas y luego haces el amor te dan más ganas, paralelamente, van creciendo los temores hasta que te atreves”, con este relato Juan Alfonso explica su llegada a una de las comunidades más enigmáticas que coexiste actualmente en el país y que en los últimos 10 años se ha ampliado a un ritmo veloz.

Para entender un poco de qué trata este modo de vida hay que tener presente que existe un decálogo a seguir antes de swingear.

Para empezar no se puede involucrar sentimentalmente con los participantes ni ejercer algún tipo de presión sobre nadie y menos a la pareja, no se hablará del estilo swingers a personas que no hayan manifestado interés ni se develará la identidad de los miembros. Lo más importante, se cuidará al máximo la higiene personal y la practica del sexo seguro en todo momento.

Amor libre

En un extracto del artículo "Estilos de matrimonio, alternativas hoy en día: El caso de Swingers" se esclarece la diferencias del swingers de los "matrimonios abiertos" de la década de 1970, los cuales promovían el amor no posesivo y la tolerancia de la infidelidad de su cónyuge o el "poliamor", que no es más que el amor de muchas personas a la vez.

En cambio, el intercambio se concibe como la actividad no monógama que se experimenta en pareja, a pesar, del común popular, que concibe la movida como una forma de amor libre.

“Nunca hay confianza absoluta con tu pareja porque la palabra ‘amistad’ no existió ahí, siempre se tiene el temor de la infidelidad, de hacer algo ‘escondido’ sin que el otro se entere. Al entrar al swinger ese pretexto desaparece porque tienes que tener complicidad, no hay que llegar de buenas a primeras. Esto es un juego de dos, donde hay un acuerdo de dos”, cuenta el empresario que además menciona que pertenecer al grupo no es fácil ni barato.

“No es nada económico. Las fantasías baratas no existen. Si las quieres métete en el carro y ten sexo. Esto involucra una salida, una cena, un baile y luego el hotel. Te hablo de unos 150.00 a 200.00 soles  por ocasión”, señala.

Además, Juan Alfonso se esmera en decir que el perfil socioeconómico de una pareja swinger debe tener dos características primordiales: ser mayor de 35 años y tener un nivel profesional alto y de ingresos amplios, de lo contrario "sería imposible mantener el estilo de vida".

Descarta a los jóvenes, por no tener "madurez económica ni sexual".

Al preguntar sobre los riesgos de involucrar a otra persona cuando se intima con el compañero de vida, Juan Alfonso es muy preciso con su respuesta: “Yo cuido a mi esposa como nadie. Ambos somos conscientes de los cuidados que debemos mantener durante el coito. Para mí es indispensable que ella se sienta cómoda”, asegura.

El empresario también hace énfasis en que el 50% de los encuentros se da la bisexualidad femenina: “ No se trata de lesbianismo sino de encuentros entre mujeres donde los hombres pasan a ser espectadores no protagonistas. No se admite la homosexualidad”, reseña.

¿Miedo a enamorarse de un tercero?, eso es "imposible", acota.

“Si la madre de mis hijos está aquí conmigo eso significa que hemos llegado a un estado de unión único. Eso no tiene precio. No voy a conseguir nada igual. El que tenga a una pareja así no la suelta. Te aseguro que de 5000 parejas swingers, solo 10 lograron divorciarse. Esto es magnífico”, pondera.

Por otro lado, advierte que en ocasiones se presentan casos de personas que asisten obligadas "sobre todo mujeres" que optan por complacer al marido para que no las dejen o porque son amenazadas: “Cuando se detecta está situación inmediatamente se denuncia a los organizadores. No queremos a los maltratadores ni a los babosos”, expresa.

“Esto es una carga de energía positiva, lo recomiendo 100%. Eso sí, ni se les ocurra involucrar a nadie de su círculo cercano” puntualiza entre risas.

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